miércoles, 21 de enero de 2015

Educación: Tener una idea y luchar por ella




Tengo una idea, mi idea de educación: una educación para la vida; formada a partir de los centros de interés de mis alumnos, en la que ellos crezcan para valerse por sí mismos; en la que el principal objetivo a lograr sea el de formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no ser gobernados por los demás; en la que se aprenda con pasión pero con esfuerzo; con interés pero con constancia, con  sacrificio pero con sentido. Para mí, el significado de la vida es el significado que nosotros elegimos darle y al igual que yo encontre mi idea, mi sueño, quiero compartirlo y quiero que los demás también logren encontrar el suyo. Todos tenemos sueños, todos nos establecemos metas a lograr cuando creemos en nosotros y en que podemos lograrlas, en el que cualquier obstáculo se convierte en un escalón para llegar a aquello que quieres alcanzar. en el que habrá días duros, y en los que dejes de creer, que dudes de la decisión que tomaste pero no... sabes que estás en el camino correcto cuando pierdes el interés por mirar atrás. Con fuerza y con valentía seguimos hacia adelante, hacia la idea de conseguir eso en lo que creemos y en lo que le dará sentido a nuestra vida. Y ésta, ésta es mi idea de educación. Una educación en la que se facilite el camino a la heterogeneidad del alumnado con el fín de que logre escribir su propio destino. Lo que ellos pueden alcanzar puede ser solo medido por cómo eres capaz de motivarlos hacia ello. Es difícil, requiere tiempo y esfuerzo pero yo decidí meterme en esto con la responsabilidad que conlleva, y ser un buen profesor porque no todo el mundo es un buen profesor, sino cualquiera podría serlo.



sábado, 3 de enero de 2015

Otro tipo de escuela: Educación democrática y ciudadanía multicultural


La sociedad de hoy en día sufre un clima de inestabilidad y desequilibrio social en cuanto a convivencia se trata. Los inmigrantes se encuentran en guetos, suburbios, y su cultura está poco aceptada por parte de la “cultura española”. El único lugar en donde se produce una interacción real entre todos los estratos sociales de la comunidad es en las escuelas. Y esto hay que tomarlo como una oportunidad, aprovechar esta situación, y luchar contra la evidente falta de convivencia y segregación en las aulas. La escuela, de este modo, debe de dar respuesta y sustituir la coexistencia de la diversidad por la convivencia de esta, haciendo uso de una educación democrática en la que el alumno piense, se exprese, juzgue por el mismo, critique y entre en contacto con los demás compañeros, se hagan dinámicas de grupo o trabajos colaborativos, debates, etcétera. Marcándonos como meta y no perdiendo nunca de vista el desarrollo de una personalidad intercultural, en donde exista una cohesión en el grupo y los alumnos acepten y comprendan esa diferencia de etnia, raza o cultura de sus propios compañeros, viendo esa diversidad como realidad, y se adapten a ella desde la comprensión, el diálogo, el respeto ya que ellos tienen su propia identidad y autonomía y como tal deben respetar a la del resto.
Un gran problema es el papel que juegan los medios de comunicación sobre los adolescentes, el ejemplo más claro de ellos es como hoy en día en las noticias se muestra a los inmigrantes de una manera despectiva, llamándolos así como “sin papeles”, “los ilegales”, aparecen imágenes saltando la valla de Ceuta y Melilla, como si dieran la sensación de que nos invaden… Esto no provoca otra cosa que rechazo, discriminación, y desprecio. Causando una influencia negativa de esa pobre gente que no busca otra cosa que sobrevivir. La educación reglada, las escuelas e institutos tienen que poner cartas en el asunto, estos temas políticos deben de ser tratados en los centros para eliminar esa influencia negativa y segregadora por parte de los medios de comunicación. La escuela ha de convertirse en un lugar de diálogo y democracia donde se traten los temas que les están afectando y por supuesto, ir más allá de los muros de la clase. Tratar de generar un verdadero cambio social, mediante la creación de comunidades educativas o asociaciones comunitarias, en el que se incluya a las familias, en el que se creen actividades, eventos donde se reúnan todos los familiares de los alumnos e interactúen, colaboren y formen ciudadanos cosmopolitas dispuestos al desarrollo de una verdadera solidaridad social e igualdad.

jueves, 1 de enero de 2015

¿Es sólo el trabajo de un profesor enseñar?



¿Debe el profesor ir más allá de los contenidos teóricos? A continuación, adjunto una anécdota real publicada por Max Van Manen en su libro "El tacto en la enseñanza". Dice así:

Es una pena de niña, pequeña para tener 9 años. Desnutrida. Pobremente vestida. Y huele mal. No ha tomado un baño desde hace semanas. Ya es abril y desde navidad no ha venido a la escuela más que 8 días. He intentado muchas cosas: telefonear a su madre (no tienen padre); decirle al asistente de contacto que vaya a su casa, llamar a los servicios sociales. Al final, el asistente social vino a la escuela a hablar conmigo.

"En realidad no hay nada que podamos hacer", me dijo. "Hemos amenazado a la madre. Ella nos prometió que intentara que Gail asistiera a la escuela. Pero la señora de hecho no controla. Dice que no puede hacer que su hija vaya a la escuela. Podríamos dejar que interviniera la policía  y denunciar a la madre. Pero está bajo la asistencia social. Por tanto,  ¿Qué ventajas lograríamos con eso? Y sacar a la niña de su casa tampoco arreglaría las cosas. Es sólo un caso más".

Se debió de reflejar el enfado en mi cara, "Créame", dijo con sorna, "a algunas personas no se las puede cambiar, no merece la pena involucrarse". Otro profesor que estaba en la sala de profesores, que había oído la conversación, movió la cabeza: "No tiene sentido darse con la cabeza en la pared. Estamos aquí para enseñar, no para perseguir a los niños que no aparecen por la escuela". 

Me enfadé muchísimo. No podía creer que un asistente social abandonará a un niño con tanta facilidad. También sentí que se estaban burlando de mi ingenua indignación. Todavía soy una profesora nueva en esta escuela, y algunos creen que no soy realista o que soy muy idealista: no esperes de estos niños marginales lo que esperarías de la bonita escuela suburbana en que has estado trabajando durante años.

De cualquier forma, eso ocurrió ayer. Hoy es un día fantástico. Nuestra clase de cuarto curso ha participado en un festival de música y ha ganado el primer premio del recital. Hemos ganado a otras tres escuelas. Y deberíais haber visto la diferencia de presentación. Los niños de las otras escuelas iban de punta en blanco. Y luego iban los nuestros en tropel. Muchos de mis alumnos se habían vestido con sus mejores galas. Pero aún así parecía una representación de indigentes de las Naciones Unidas. Había jóvenes de todos los grupos étnicos y sociales.

Sin embargo, esos niños estaban dispuestos a ganar y lo hicieron lo mejor que pudieron. En los ensayos nunca los había visto tan atentos, con tanto interés. !De hecho ganaron! 

El director estaba allí, mirando y haciendo fotos. Había sido escéptico sobre la conveniencia de inscribir a nuestros niños en este tipo de recital coral. Pero le dije que, incluso aunque no lograran ganar, hubiera merecido la pena. He notado un cambio en los niños. Están aprendiendo a expresarse y a permanecer erguidos cuando te hablan; te miran a los ojos en lugar de estar encorbados y mascullando como solían hacer. Y puede incluso que cuando sean mayores estos chicos olviden su cuarto curso, pero nunca olvidará las líneas de nuestro poema.

El director estaba casi más sorprendido que nosotros de nuestra victoria. Fue a fotocopiar el certificado del primer premio y a hacer una copia para que cada niño se la llevara a casa como recuerdo. Entonces fue cuando me dí cuenta. Gail no estaba allí, aunque había estado en clase el día anterior, y a pesar de que intenté que viniera para ayudarnos a que nos saliera todo bien en el concurso. Aunque Gail se había perdido muchos ensayos, era una chica brillante y sorprendente porque, a pesar de las ausencias lograba, de alguna manera,  estar al tanto de lo que se estaba haciendo en clase. Por ello le dije al director: "Es una pena que esa chica, Gail, haya vuelto a faltar otra vez. Ésta hubiera sido una experiencia buena también para ella, tomar parte en el esfuerzo del grupo, y la recompensa por su gran trabajo". 

Y yo me encuentro la foto adjunta y me pregunto... ¿La familia educa? ¿Se han preguntado los profesores qué hacen los padres con sus hijos? ¿o si estos tienen padres que actúen como verdaderos padres? No merece la pena involucrarse... Estamos aquí para enseñar... No nos pagan para eso... 
La palabra enseñar requiere también aprender, es decir, para que un profesor esté haciendo bien su trabajo, el alumno que tiene delante tiene que aprender, y si el que tiene que aprender no esta delante, luchamos por que esté porque nos pagan por ello.Y muchas veces, y en este tipo de casos, en los que las familias no son las de una clase media-alta, con dos padres, que pueden preocuparse por sus hijos, o dicho de otro modo: la familia feliz que nosotros los profesores pensamos que nuestros alumnos tienen... ésta no es realmente tal y cómo la imaginamos, pero claro... la culpa es de los padres, pero los perjudicados desgraciadamente son los niños y en este caso una niña de 9 años marcada de por vida... Por que claro... NO MERECE LA PENA. 

La pedagogía nos exige reflexionar sobre las vidas de los niños (...)Una característica esencial de la enseñanza es que el educador entienda el aprendizaje y desarrollo del niño en el contexto de una biografía amplia(...) Al comprender la importancia de las vidas de los niños se puede tender de alguna forma hacia una futura acción pedagógica más apropiada a la relación que uno mantiene con ellos"

Trabajamos con personas, y lo que es peor, con niños, es algo muy delicado porque formamos parte de su educación y su futuro depende de ésta. Debemos entrar en la vida de nuestros alumnos, establecer vínculos afectivos con ellos para realmente encontrar las causas de sus problemas e intentar solucionarlos para conseguir, de este modo, una verdadera educación, y la igualdad de oportunidades para todos.
Los niños necesitan seguridad, estabilidad, apoyo, motivación, entusiasmo, felicidad. ¿Y si no tienen una familia que les aporte todo esto? ¿Podremos tratar nosotros de contribuir algo por mejorar su crecimiento personal, su desarrollo para la vida? Yo creo que sí. Pero puede que sigan pensando que no. Miremos para otro lado entonces, que es lo más fácil, y condenémosles al fracaso.

Con una frase tan simple, Miche Eyquem dice: "Un niño no es una botella que hay que llenar sino un fuego que hay que avivar". Creo en el aprendizaje integral de una persona, en una escuela que consiga crear personas buenas, competentes y libres. Creo en encontrar el potencial de mis alumnos y ayudarles a mejorar cada día para que logren alcanzar sus sueños. Siento una gran responsabilidad por su enseñanza y su educación, porque su destino depende de ello. Para mí no hay ningún caso perdido o algo que no merezca la pena puesto que todos tienen derecho a una educación, una educación de calidad para todos (artículo 27 de la constitución española).