Cuando el profesor dijo que “Los niños solo aprenden cuando se divierten”.
Me hizo de alguna manera entender la relevancia que tiene esta frase. Argumentando esta proposición con un trabajo como el de hacer un cohete donde los alumnos
calculaban la altura, el diámetro de las turbinas, la cantidad de combustible o la construcción
de la estructura. Ya no era necesario llamarles la atención para que trabajaran... Estaban motivados por aprender matemáticas para
calcular la altura a la que llegaría el cohete una vez clocado en la lanzadera.
De esta manera, nos encontramos con una
perspectiva de la enseñanza que cuenta con la motivación y el interés como la
herramienta de trabajo, la manera de hacer de la escuela, un lugar aprendizaje
movido por la curiosidad innata del niño.
Con estas ideas, se podría hacer que los alumnos aburridos en clase
siguiendo el libro, salten de las sillas, haciendo uso de su felicidad y ganas por aprender descubriendo. Utilizando esto, el aprendizaje está más que asegurado.